Son
peligrosos porque al organismo le cuesta mucho eliminarlos y no puede
metabolizarlos, por lo que poco a poco, se van acumulando pudiendo llegar a
provocar múltiples anomalías a nivel del sistema endocrino, nervioso
inmunológico. El plomo, por ejemplo, puede producir infertilidad masculina, y
el níquel aumenta la posibilidad de desarrollar cánceres de próstata, pulmón, nariz y laringe,
así como asma y bronquitis crónica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.